lunes, 12 de diciembre de 2011

ETA después de la democracia

El 20 de noviembre de 1975 murió Franco y un año después el nuevo Gobierno de Suárez presentaba el proyecto de Reforma Política, que sería refrendado por las Cortes franquistas con mayoría absoluta. Llegarían las elecciones generales, las primeras desde la segunda República y un nuevo proceso constitucional español. Los grupos abertzales, incluidos ETA y el PNV mantuvieron en Txiberta (Angelu) unos encuentros para abordar la nueva fase constitucional. La izquierda abertzale pidió la abstención ante las elecciones.

Dos años después, en 1977 se produjo la mayor ofensiva de la banda hasta entonces. Hubo un total de 34 acciones en menos de dos semanas. Se inició así un periodo de cinco años en los que hubo más de una decena de muertos.

 
 El poder ejecutivo de Eta por aquella época estaba en manos de ocho militantes que representaban a todos los aparatos que formaban la banda. Estos ocho aparatos eran: Información, Propaganda, Comandos Legales, Comandos Ilegales, Oficina Política, Economía, Relaciones Internacionales y Mugas. Estos aparatos también se estructuraban internamente.

 Después de haberse reorganizado, ETA formó un comando permanente en Madrid. Su primer atentadoles costó la vida a 2 militares. Sin embargo las represiones también fueron contundentes, entre ellas la muerte un mito dentro de la organización, Argala.

Como consecuencia, se produjo el mayor atentado de la banda en toda su historia. En 1978 los polimilis y los Comandos Autónomos provocaron muchísimos atentados, que les costó la vida a 75 personas.Un año después, en 1979 136 acciones provocaron la muerte de otras 71 personas, guardias civiles, confidentes, policías y miembros del ejército. Desgraciadamente la suma ascendió a 81 en el siguiente año.

Hasta 1989, fecha en la que se iniciaron las conversaciones entre ETA y el Gobierno español, el enfrentamiento fue cada vez más brutal. Durante esta época se registran las mayores cifras de muertos.Después de casi 10 años intentando negociar, el Gobierno y la banda se sentaron en la denominada Mesa de Argel, en 1989. Sin embargo estas conversaciones fracasaron.

En 1992 la dirección de ETA fue detenida en Bidarte. Gracias a la incansable acción policial su actividad decreció. Sin embargo esto no duraría mucho tiempo. En 1994 el teniente general Francisco Veguillas, número tres del Ministerio de Defensa, sufrió un atentado, al igual que Gregorio Ordoñez (PP) o el por entonces presidente del gobierno José María Aznar, el 19 de abril de 2005, del que afortunadamente salió ileso.

Las últimas décadas han estado marcadas por la descendiente número de 
bajas. Sin embargo nos han dejado cifras para olvidar. Los casi veinte generales del Ejército español muertos por la organización armada en los últimos veinte años, es el mayor número de bajas de este nivel producida en toda la historia del Estado español, incluidas las guerras de liberación americanas. En el momento en el que España se consolidó en la Unión Europea, se tendió a exagerar el control que el Gobierno tenía sobre la situación con la banda terrorista. A partir de la ruptura de las Conversaciones de Argel la estrategia de la organización fue comenzar a atentar contra los dos principales moldes al margen del policial: el internacional y el civil.

Desgraciadamente, toda la historia de ETA ha estado marcada por la desgracia. Si la acción más trascendental fue la muerte del Presidente del Gobierno Español, Carrero Blanco (justo un mes después del secuestro del embajador español en la CEE, Alberto Ullastres) otro tipo de atentados fueron también para recordar. La colocación de artefactos por medio de submarinistas, el ataque a la sede central del Ministerio de Defensa, la incursión del centro de coordinación telefónica del Estado español o el uso de francotiradores para atacar tanto a miembros de las fuerzas de seguridad españolas como a altos funcionarios del ejército han sido algunas de las actuaciones más significativas de la organización terrorista.

Durante todos estos años la banda no sólo ha actuado en la región vasca, sino que lo ha hecho en todo el territorio español. En los más de 50 años de historia, nos ha dejado casi un millar de víctimas mortales, 200 militantes que han muerto en acciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil y más de 2.000 heridos. Esta vez se espera que la violencia se haya terminado para siempre.

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